domingo, 21 de enero de 2007

Teorías sobre el aprendizaje


ntroducir la reflexión didáctica en la labor cotidiana del profesor universitario no supone trasladar teorías psicológicas del aprendizaje de forma mecánica a la práctica educativa. El interés por estas explicaciones deriva de su capacidad para, conociéndolas, adoptar un papel más activo en dicha práctica. Su utilidad depende de que exista un ambiente educativo de debate, que permita acuerdos sobre el enfoque que deba dársele al proceso de aprendizaje. Es decir, se trata de simples ayudas a la discusión, que permiten plantear con mayor claridad los problemas que se derivan de determinadas situaciones educativas. No este el momento ni el lugar de hacer una revisión de las mismas, simplemente se enunciarán los grandes temas con el exclusivo objeto de explicar el alcance del concepto: qué se entiende por teoría del aprendizaje.

De forma muy simplificada puede decirse que existen dos grandes grupos. Unas entienden el aprendizaje como una asociación de estímulos y respuestas, siguiendo un proceso más o menos mecánico que está influido por condicionantes externos que se pueden manipular. Otras, en cambio, lo suponen un proceso de comprensión de relaciones, condicionado básicamente por estructuras internas.

Las mayores aportaciones a la primera perspectiva las han hecho los conductistas, entre los que destaca Skinner. Su postura podría resumirse de la siguiente forma: el comportamiento humano deriva de contingencias sociales, que refuerzan o no su conducta y que deben utilizarse para potenciar su actuación. Desde este punto de vista la enseñanza es una tecnología, cuyo fin es programar refuerzos en el momento oportuno. El problema es que, en procesos de aprendizaje complejos, resulta incuestionable la evidencia de que por mucho que se den estímulos y refuerzos similares no se obtienen iguales resultados en individuos diferentes, ni en la misma persona en momentos distintos. Su aplicabilidad, por tanto, afecta sólo a los procesos más elementales de aprendizaje o, como mucho, a aspectos parciales del resto.

Frente a este planteamiento, otras escuelas consideran el aprendizaje como resultado de una actividad interna que permite la reorganización cognitiva. Unas teorías dan más importancia a la evolución madurativa de los individuos, que atraviesan etapas similares a lo largo de su vida, condicionantes de su capacidad de aprendizaje. Otras destacan la influencia del propio aprendizaje en el desarrollo de la persona, de manera que sólo cuando se avanza un paso se está en condiciones de iniciar otro, hasta el límite de la capacidad potencial. Ejemplo del primer enfoque es la postura genético-cognitiva, cuyo máximo representante es Piaget, y del segundo la psicología dialéctica soviética. Junto a ellas han contribuido también con importantes aportaciones: la teoría de la Gestalt, el aprendizaje significativo y las derivadas del procesamiento información.

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